Estas Olimpíadas prometen mucho… El juramento con el que se inauguran añade al compromiso tradicional «respetar y acatar las normas, con un espíritu de juego limpio” las virtudes de “la inclusión y la igualdad”.  Se refrenda a través de las 3 parejas hombre-mujer en la lectura: los dos deportistas y con ellos, entrenadores y jueces. Se vuelve a refrendar con los abanderados, por primera vez las naciones tienen dos: hombre y mujer. Todas las naciones.

“Imagine”  suena por quinta vez en unos Juegos  y los optimistas nos quedamos pensando, quizás la carga simbólica tremenda de este momento y de esta Olimpíada, nos puede hacer mucho bien a todos, si comprendemos.  El Covid que retrasó un año el evento, nos mostró de forma amarga, lo que ya nos habían dicho de forma dulce los hombres sabios: todo está conectado. ¿Y si el mismo Covid fuera el acelerador para que los ideales de Lennon tomen cuerpo en la vida cotidiana? ¿Y si todo, todo es para bien si la forma de ver es sabia?

El dolor suele ser el maestro, cuando el alumno no comprende con la sugerencia, la indicación o la exhortación. Muchos estamos entendiendo que la vida sólo cambia cuando cambiamos; cuando tomamos plena responsabilidad sobre nosotros mismos, por mucho trabajo que eso nos dé. Muchos estamos percibiendo que “todo está conectado” significa que cada acción, cada omisión, toda elección es una siembra y la cosecha siempre llega. Nos damos cuenta de que todo regresa al emisor y sembrar mejor es la única forma de vivir mejor.

Los 1824 drones de la ceremonia inaugural, refuerzan el concepto. Formaron en el cielo del viernes el símbolo de esta olimpíada, para luego formar la esfera del planeta, transmitiendo, con impactante belleza, la idea de que el mundo es la integración luminosa de muchas unidades. Imposible no ver que esas unidades se complementan, que todas son necesarias y que la completud sólo se alcanza cuando cada parte ocupa su lugar. Da mucho que pensar…

Que cada cosa ocupe su lugar, que yo ocupe mi lugar en relación a mis padres y a mis hijos ¿cómo no ser posesivo en el amor? ¿cómo no depender y no chantajear? ¿Cómo no depositar en los más cercanos la tarea de hacerme feliz, o la culpa de que no lo sea? Que yo ocupe mi lugar en mi relación de pareja… fascinante.  Si lo ocupara sería responsable de mí, permitiría que fueras responsable de ti y nuestro viaje sería el de aprender juntos en el más profundo respeto por tu ser, por mi ser.

No he podido evitar volver a mirar las imágenes de la formación del globo, los 5 continentes, la esfera girando, 1824 drones. Ninguna parte puede estar desplazada, sin distorsionar al todo.  Ningún acto de desplazar, negar, usurpar puede no regresar a su fuente; así como todo acto de construir, sanar, crear, infaliblemente retorna a ella.   Y me sigo preguntando ¿Cómo viviríamos si dejáramos el lugar pasivo de espectadores?  ¿Será la ausencia de espectadores en el estadio otro símbolo? ¿Como viviríamos si asumiéramos que en nuestra vida el amor, el dolor, el dinero, la salud, la acción, el descanso, el deber y el placer necesitan imperiosamente ocupar el correcto lugar? ¿Cómo actuaríamos si dejáramos de acaparar y de usurpar a otros sus posibilidades?

El relevo de la antorcha comenzó en Fukushima, como si el mensaje latente fuese que hay formas de recuperarse de los desastres.  Quizás algunos vayan más allá y afirmen que hay formas de aprender a evitarlos, esos llevan luz consigo.

El sol protagoniza la ceremonia, de varias formas. Corona el pebetero, abriéndose como una flor sobre el Monte Fuji. El nombre de la nación anfitriona “tierra del sol naciente”, nos hace ver que también allí preside. Se dibuja en el suelo del estadio y es la esencia misma del fuego olímpico.

¿Nos adentramos un poco en lo que el sol significa? Sabemos desde el cole que es la fuente de la vida, que sin su luz no hay fotosíntesis, ni reino vegetal.  Nos resulta evidente que sin Segundo Reino, no hay Tercero, y sin Tercero no hay Cuarto. Somos conscientes cuando comemos una lechuga o una fresa, de que nos llevamos a la boca rayos de sol hechos materia.

Un paso más, sería ver que el sol no es sólo la fuente de nuestro cuerpo físico, es nuestra esencia. El alma es al cuerpo, lo que el sol a la tierra. Así como está allí en el firmamento, el sol también está en nosotros y el primer lugar donde encontrarlo es nuestro corazón. Por eso las escuelas de meditación serias de todos los tiempos, hablan de transformarse entrando al corazón. Por eso la formula de meditación que dan los sabios, considera los momentos de alineación de tierra, luna y sol como ventanas privilegiadas.

El corazón como primera conquista… El corazón es el lugar de las virtudes que permiten encarnar la Buena Voluntad, inclusión e igualdad son dos estupendas virtudes.

Podemos ver la ceremonia de hoy como espectadores y desde el sofá alegrarnos de que 1824 drones luminosos formen la imagen tridimensional nuestra amada Tierra y que el fuego olímpico que recuerda a Prometeo arda;  o podemos hacer del centro de nuestra vida, nuestra luz. Cultivarla.

Si vemos nuestra luz,
veremos la luz de otros.

Si vemos la luz de otros,
el viaje es de comunión.

Si nos comprometemos a ser un sol,
somos co-creadores del cambio.

Si muchos somos co-creadores del cambio,

será mas dulce.

 

 

Isabella Di Carlo

 

Imagen: wikimedia commons